Todos tenemos derecho a tener momentos de fragilidad. Vivimos en una sociedad dónde se fomenta el eterno rendimiento: se fomenta que una persona ha de poder todo en todo momento; lo cual trae aparejado no solo una autoexigencia abismal y sumamente dolorosa, sino también el no poder disfrutar de aquellos logros que sí pueden alcanzarse, puesto que si se los logra, se considera que se ha cumplido con una obligación y que no hay nada que merezca felicitación o aplauso.
Por esta razón, resulta fundamental que podamos amigarnos con aquella parte inherente a todos nosotros que porta fragilidad, que puede sentirse mal de a ratos y que tiene derecho a hacerlo. De esta forma, no solo viviremos mejor cuando nos sintamos mal. ¡También disfrutaremos más el sentirnos bien!!
Más post como estos aquí:
Somos Psicología Visual en YouTube, Suscríbete ya¡
Comentarios
Publicar un comentario