🔥 En la mayoría de las situaciones, tenemos claro cómo activar y ejecutar la compasión hacia la otra persona. Sin embargo, nos resulta tremendamente frustrante cuando lo queremos hacer con nosotros mismos. Nos podemos ir al control, al catastrofismo o, incluso, al autocastigo. La parte positiva es que estamos diseñados para ser compasivos tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos. Aunque en la etapa adulta no sepamos ya hacerlo, podemos reaprender.
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